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sábado, 25 de mayo de 2013

Todo ha cambiado


Ese momento en el que te das cuenta de que nada es igual. Que todo ha cambiado. Que toda esa ilusión.. definitivamente, poco a poco, está desapareciendo..
Y te das cuenta de que en el fondo quieres abandonar el camino.. ese camino que marcaste hace ya bastante tiempo junto a él..
Soltarle  la  mano, y cambiar de rumbo..
Pero no puedes evitar mirar atrás y observar todo lo que habéis construído juntos..  ahí está.. tu ilusión, tus besos, tu dolor, tu esfuerzo, todas esas sonrisas arrancadas de la cara, los momentos, esas ácidas lágrimas que como ahora, resvalaban por tus mejillas, ubicándose en la comisura de tus labios, esos que han susurrado los mas sinceros te quieros…
Y te amarras a todos esos recuerdos, y te impiden continuar. Porque en realidad no hay ninguna razón para dejarlo ir, sencillamente todo ha cambiado. Tú has cambiado. Porque nada va mal, en realidad. Esta vez, eres tú el problema. Simplemente es esta vez el corazón el que traiciona, o tal vez la razón, quién sabe.
Y sientes miedo.. miedo a estropearlo todo.. miedo a fallar, miedo a quedar la mala del cuento. Y quizás lo seas. Pero por más que intentas engañarte a ti misma.. en el fondo sabes cuál es la realidad por más que te duela.. por más que le vaya a doler…
Recuerdas todos aquellos ‘para siempre’ que dijiste, y realmente llegaste a sentir.. y ahora te sientes como una mentirosa incapaz de cumplir una promesa.
Y te bloqueas… y no saber qué hacer.. ni cómo… te quedas perdida en un mar de lágrimas, dudas y emociones.
Y aquí estoy. Escribiendo esto, tratando de desahogarme.. Esta líneas sin un final claro. Porque tampoco sé cómo darle un sentido

viernes, 24 de mayo de 2013


No me hipnotices con tu mirada, no me seduzcas con tus besos.

¿Quieres que me haga adicta a ti? 


 VAMOS A CHUTARNOS FELICIDAD HASTA MORIR DE SOBREDOSIS... 

Como si pudieras...

En el punto más alto de la ciudad. Donde todo resulta pequeño, insignificante, y tú, tú te sientes poderoso con todas esas luces diminutas a tus pies.
Como si desde ahí arriba pudieras controlar todo lo que sucede;
como si pudieras ver y conocer fragmentos de las historias de todas las personas;
como si pudieras cambiar lo que se te antoje de lugar;


como si pudieras poner orden;
como si pudieras apagar las farolas con el pulgar y el índice humedeciéndolos con la lengua previamente, como si de una llama de vela se tratara, para dejar a oscuras a una pareja buscando intimidad entre tanta claridad;
como si pudieras soplar y que una ventolera azotase a las calles y solo hubiera refugio en los callejones perpendiculares;
como si pudieras llorar y que una gota fría inunde cada rincón;
como si pudieras pegar un pisotón en el suelo y un terremoto se provocase bajo tus pies;
como si pudieras TODO.

Sentirte grande. Así, sin más. Capaz de cualquier cosa. Y gritar muy fuerte, expulsar el alma por la boca, desinflarse y renovar todo tu interior con aire nuevo. 

Gracias por hacerme sentir así

No sé cómo cojones apareciste en mi vida. Y parece que fue ayer. A las 3 de la madrugada exactamente. Fíjate lo bien que me acuerdo. Supongo que es porque me importa y marcaron un antes y un después las jodidamente penetrantes palabras que me dijiste "Tú, mía. Yo, tuyo." Quiero recordar esa fecha, esa hora, ese instante. Siempre. Y quiero que me lo recuerdes de la forma en que solo tú sabes hacerlo. Con besos en la mandíbula, caricias en la tripa, mordiscos en el cuello, roces de mi pelo en tu pecho, susurros en mi oído provocándome escalofríos que recorren mi espalda de arriba abajo, paseos con los dedos por cada curva de mi cuerpo. Y todas las demás cosas que tú y yo sabemos.

Quizás sea pronto para la gente pero, ¿qué coño importan los demás? Gracias por hacerme sentir así.

Rutina sin monotonía

¿Se puede?

Quizás.

Quiero ser su rutina.

Su 'Ya verás cuando se lo cuente a Ana, se va a partir de risa.' 
Su '¿Qué estará haciendo ahora?'
Su 'Joder, todo me recuerda a ella.'
Su 'Voy a llamarla. Sé que le gustará.'
Su 'Quiero saber su opinión sobre esto.'

Su necesidad. Seguido tras un largo etcétera.

Pero. Porque siempre hay un PERO.

No quiero ser su monotonía. No quiero hablar siempre a la misma hora. No quiero
verle todos los días para hacer las mismas cosas. No quiero ser costumbre con ese típico ápice que roza la pesadez.

No es que no quiera. Es que me niego. Siempre algo distinto, algo nuevo. Siempre nosotros.